En los tiempos que corren cada vez es menos usual toparnos con un disco que te sacuda desde la primera oída. Y ello no es poca cosa. Cuando un Lp te atrapa de principio a fin y lo repites sin control, valoras cabalmente algunas de las virtudes semiolvidadas de la buena música: ser contagiosa, emocionante. Un hallazgo de tal naturaleza te cambia de mood, te provoca, además, estar impaciente por compartir la noticia. Es simple: te hace feliz. Vida de perros, el cuarto de Los Bunkers es así de bueno, así de contundente, así de simple. Aunque este tipo de grabaciones tienden una trampa al reseñista para que Caiga en el garlito de querer decirlo todo de una sola vez. Son el canto de las sirenas que convierten al profesional en fan a secas. Ni hablar, la empatía no es buena amante de la objetividad. Ese es el riesgo y lo corro gustoso. De entrada hay que decir que la idea general de Vida de perros es abordar los desencuentros amorosos de sus autores con las feminas amadas .
Vida de perros...
Es un disco que acota el proceso que echa a perder las relaciones de pareja, está plagado de desesperanza y frustración: “Cuéntame una historia falsa para recordar que no hay nada en este mundo dispuesto a cambiar por ti” (“Tú”). El asunto es tan viejo como la historia del mundo, pero sigue vigente. Ahí está el reto; conseguir buenas canciones de un tema utilizado con recurrencia, y para ello se apoyan en sus haceres musicales: una lírica hiriente y mordaz y buena ejecución, presentes en el tono nuevaolero de “Llueve sobre la ciudad” o en una balada de rompe y rasga como “Maribel”: “Por ti, amor de juventud, he muerto mil veces de soledad, dormir bajo la tierra no me provoca tanto como tú”, la evidencia más clara que los acerca al sonidos de los Black Angels. La banda formada por Mauricio Durán (guitarra y voces), Francisco Durán (guitarra, armónica, teclado y voces), Álvaro López (voz y guitarra), Gonzalo López (bajo y voces) y Mauricio Basualto (Batería), han firmado su disco más sobresaliente, pero que no hace otra cosa sino dar continuidad a una dinastía de grandes temas: “Fantasías animadas de ayer y hoy”, “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”, “No me hables de sufrir” y “Canción de lejos”. Vida de perros es un gran sucesor de discos como Canción de lejos (2002) y La culpa (2003) y representa su voto a favor de la independencia, pues atrás han dejado su relación con Sony para firmar con La oreja/Bizarro, principal sello discográfico independiente de Chile. Editan pues un álbum que no desconoce a sus antecedentes, “Ven aquí”, conserva nexos con los dos trabajos ya mencionados, funciona como elemento de transición, mientras que “Miéntele” es prima hermana de “Miño”, sencillo de Canción de lejos. En general, han perfeccionado lo que venían haciendo, pues no dejan de reverenciar a bandas de otros tiempos, como The Turtles y Electric Light Orchestra, de hecho en conversación con el periodista chileno Cristián Jara han declarado seguir alimentando: “Un viejo anhelo por mostrar influencias que siempre habíamos tenido en mente, pero que nunca habían sido representadas en canciones”. Pero un análisis historicista de Los Bunkers no es lo más importante, ya que temas como “Te vistes y te vas” nos remontan a esas deliciosas sesiones de sexo furtivo: “Tú sabes como me gusta a mí/ un par de copas antes de ti/ te crees algo muy especial, te vistes y te vas/ nada más que hablar”. Se convierten en un refugio para protegernos de la amenaza que representan los otros, tal como el sitio al que su nombre alude. El tornamesa no para de girar y una tras otra se desgranan las historias de desamor y fatalidad. En el tema que da título al álbum la letra redondea la intención y concepto de la obra: “Llevo una vida de perros, mastico pan con veneno, tengo la cabeza estrecha, la cola erguida, la amistad desecha”. Los Bunkers han grabado un disco memorable, intenso y llegador, en el que los varones sucumben ante los entuertos creados por las hijas de Eva. Seguro y se saben de memoria esa vieja canción ranchera que dice: “La perdición de los hombres son las malditas mujeres”. Si nos dan una Vida de perros es mejor aprender a ladrarla y lanzar dentelladas de revancha y rencor.
Once canciones que se solazan en el amor fallido, en el fracaso, pero también en la revancha y la reivindicación. El primer corte es una declaración puntual de tal temática: "Ven aquí, no sabes cuanto te espere" ("Ven aquí"). Un tema con toda la casta de single capaz de seducir a tipos muy distintos de públicos, esa es su virtud y su pecado. ¿A que suenan los Bunkers? para esta entrega se asumen como una espléndida y efectiva banda de rock. Un álbum de melodías pegadizas, guitarras prodigas que caen en cascada y una base rítmica precisa.
Atrás han dejado sus coqueteos con sonidos folclóricos para concretarse a un 4 X 4 con deuda inmensa con el sonido británico contemporáneo, ese que se enorgullece de ser retro; he allí la explicación por los añejos sonidos del teclado, que se suman a una grabación completamente análoga. El pasado es hype, pero es más exótico cuando la reverencia se encamina hacia una agrupación como Los ángeles negros, iconos del kitsch latino-americano (la edición incluye un disco extra para descargar de su portal 3 temas, entre ellos el cover de "Y volveré", un inédito, "Dime quien" y su versión de "Get it on" de T-Rex).
Atrás han dejado sus coqueteos con sonidos folclóricos para concretarse a un 4 X 4 con deuda inmensa con el sonido británico contemporáneo, ese que se enorgullece de ser retro; he allí la explicación por los añejos sonidos del teclado, que se suman a una grabación completamente análoga. El pasado es hype, pero es más exótico cuando la reverencia se encamina hacia una agrupación como Los ángeles negros, iconos del kitsch latino-americano (la edición incluye un disco extra para descargar de su portal 3 temas, entre ellos el cover de "Y volveré", un inédito, "Dime quien" y su versión de "Get it on" de T-Rex).
Pero volvamos al encanto central, a esos capítulos de novela pasional vueltos canciones, en que los que el conflicto pasional se vuelca en frases tales como: "miéntele, no le digas lo que hiciste ayer, cuando me viniste a ver" ("Miéntele"), que no sólo es cruda y sincera en actitud, sino en sonido: pocos efectos, guitarras barriobajeras, detalles que resaltan la gracia de lo imperfecto, obtenido durante la grabación, realizada en apenas un mes.
Los Bunkers, originarios de Concepción, han madurado su presencia y capacidad musical, apoyados en la figura de Álvaro Henríquez, ex líder de Los Tres, quien se encarga de la producción, llevando al grupo a los territorios sonoros de gente como Blur, Kaiser Chiefs y sobre todo, The Libertines, Franz Ferdinand y los Strokes. En cuanto a los vínculos latinos, este podría haber sido
un disco firmado por Pastilla, si los angelinos hubiesen querido madurar (incluso el registro vocal es muy parecido) sin dejar a un lado pasajes que nos remiten a lo mejor de los también chilenos de Los Prisioneros.
un disco firmado por Pastilla, si los angelinos hubiesen querido madurar (incluso el registro vocal es muy parecido) sin dejar a un lado pasajes que nos remiten a lo mejor de los también chilenos de Los Prisioneros.
Vida de perros...
Es un disco que acota el proceso que echa a perder las relaciones de pareja, está plagado de desesperanza y frustración: “Cuéntame una historia falsa para recordar que no hay nada en este mundo dispuesto a cambiar por ti” (“Tú”). El asunto es tan viejo como la historia del mundo, pero sigue vigente. Ahí está el reto; conseguir buenas canciones de un tema utilizado con recurrencia, y para ello se apoyan en sus haceres musicales: una lírica hiriente y mordaz y buena ejecución, presentes en el tono nuevaolero de “Llueve sobre la ciudad” o en una balada de rompe y rasga como “Maribel”: “Por ti, amor de juventud, he muerto mil veces de soledad, dormir bajo la tierra no me provoca tanto como tú”, la evidencia más clara que los acerca al sonidos de los Black Angels. La banda formada por Mauricio Durán (guitarra y voces), Francisco Durán (guitarra, armónica, teclado y voces), Álvaro López (voz y guitarra), Gonzalo López (bajo y voces) y Mauricio Basualto (Batería), han firmado su disco más sobresaliente, pero que no hace otra cosa sino dar continuidad a una dinastía de grandes temas: “Fantasías animadas de ayer y hoy”, “Yo sembré mis penas de amor en tu jardín”, “No me hables de sufrir” y “Canción de lejos”. Vida de perros es un gran sucesor de discos como Canción de lejos (2002) y La culpa (2003) y representa su voto a favor de la independencia, pues atrás han dejado su relación con Sony para firmar con La oreja/Bizarro, principal sello discográfico independiente de Chile. Editan pues un álbum que no desconoce a sus antecedentes, “Ven aquí”, conserva nexos con los dos trabajos ya mencionados, funciona como elemento de transición, mientras que “Miéntele” es prima hermana de “Miño”, sencillo de Canción de lejos. En general, han perfeccionado lo que venían haciendo, pues no dejan de reverenciar a bandas de otros tiempos, como The Turtles y Electric Light Orchestra, de hecho en conversación con el periodista chileno Cristián Jara han declarado seguir alimentando: “Un viejo anhelo por mostrar influencias que siempre habíamos tenido en mente, pero que nunca habían sido representadas en canciones”. Pero un análisis historicista de Los Bunkers no es lo más importante, ya que temas como “Te vistes y te vas” nos remontan a esas deliciosas sesiones de sexo furtivo: “Tú sabes como me gusta a mí/ un par de copas antes de ti/ te crees algo muy especial, te vistes y te vas/ nada más que hablar”. Se convierten en un refugio para protegernos de la amenaza que representan los otros, tal como el sitio al que su nombre alude. El tornamesa no para de girar y una tras otra se desgranan las historias de desamor y fatalidad. En el tema que da título al álbum la letra redondea la intención y concepto de la obra: “Llevo una vida de perros, mastico pan con veneno, tengo la cabeza estrecha, la cola erguida, la amistad desecha”. Los Bunkers han grabado un disco memorable, intenso y llegador, en el que los varones sucumben ante los entuertos creados por las hijas de Eva. Seguro y se saben de memoria esa vieja canción ranchera que dice: “La perdición de los hombres son las malditas mujeres”. Si nos dan una Vida de perros es mejor aprender a ladrarla y lanzar dentelladas de revancha y rencor.
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Nota sacada de: http://www.sintesisdigital.com.mx/pdfs/subterraneos/subte599.pdf
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